Por Igmar P. / Café
Cinéfilo
(Reseña y crítica sin ‘spoilers’)
La sinopsis. Una joven
guerrera trata de convencer a un viejo ermitaño Jedi para que la
entrene y la ayude a controlar el poder místico conocido como la
Fuerza, mientras una banda de rebeldes luchan por escapar de la
siniestra Primer Orden, que busca dominar a la galaxia por medio de
la opresión, en “Star Wars: Episodio 8 - Los Últimos Jedi”, la
tan esperada secuela al Episodio 7: “El Despertar de la Fuerza”,
de esta popular saga de aventuras y ciencia ficción.
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Póster en español de 'Star Wars: The Last Jedi' |
En una galaxia muy
lejana, la Resistencia continúa en su lucha contra la tiranía
de la siniestra Primera Orden, una fuerza militar encabezada
por el Líder Supremo Snoke (Andy Serkis) y su discípulo Kylo Ren
(Adam Driver), que busca dominar la galaxia por medio de la opresión.
La joven rebelde Rey
(Daisy Ridley) llega al remoto planeta Ahch-To, el cual alguna vez
albergó al primer templo de la mística orden de los Jedi, y en
donde ella encuentra al aislado Luke Skywalker (Mark Hamill), el
último Maestro Jedi que queda vivo en la galaxia y a quien Rey,
desesperadamente le pide que la entrene para ella convertirse a su
vez en una guerrera Jedi.
Entretanto, el general
Hux (Domhnall Gleeson) y el resto de los oficiales de la Primer Orden
persiguen de manera implacable a una flota de rebeldes liderada por
la generala Leia Organa (Carrie Fisher), quienes buscan escapar a
toda costa de los continuos ataques de la flota malvada.
La crítica. “Star
Wars: Los Últimos Jedi” es sin duda un viaje lleno de aventuras y
descubrimientos, con no solo uno, sino dos giros argumentales
realmente sorpresivos, los cuales cambian, de manera drástica, todo
el futuro inmediato de la saga y, al mismo tiempo, nos deja bastante
intrigados por averiguar qué es lo que sigue en esta epopeya
espacial. El escritor y director Rian Johnson consiguió con éste,
el Episodio 8, un excelente filme dentro del canon de Star Wars, uno
digno de acompañar a la trilogía original de filmes -la de los
episodios 4, 5 y 6-, que hace más de 3 décadas dieron inicio a la leyenda.
Quienes aún no han
visto “The Last Jedi” pueden seguir leyendo con confianza esta
crítica, ya que a pesar de que me extendí bastante con el texto
-porque la cinta así lo amerita-, anduve con mucho cuidado e hice
todo lo posible por no revelar ningún detalle que pueda arruinar las
sorpresas que este filme tiene a granel. En su lugar, me concentraré
en el logro de su director y escritor, Rian Johnson, en el desarrollo
de sus personajes principales y en los méritos cinematográficos que
en mi opinión, esta película tiene a montones.
Antes de entrar en
materia es preciso dar un poco de antecedentes sobre el cineasta
estadounidense Rian Johnson. Johnson es el notable director de tres
de los aclamados episodios de la teleserie policiaca “Breaking
Bad”, la cual trata sobre un profesor de química de escuela que,
tras enterarse de que padece un cáncer terminal, decide fabricar y
vender drogas. Johnson dirigió el tan comentado episodio “Mosca”
de “Breaking Bad”, cuya historia se centró nada más en los dos
personajes principales de la teleserie, quienes se encierran en el
laboratorio donde ellos hacen las drogas que luego venden, para
tratar de matar a una sola mosca, ya que el protagonista, Walter
White (Bryan Cranston), está convencido de que ese insecto va a
contaminar todo el laboratorio y por consiguiente, el producto.
Rian Johnson también
tomó por sorpresa al cine con el género de ciencia ficción con la
película “Looper” (2012), la cual trata sobre un asesino
profesional que un día recibe una inesperada visita de ¡él mismo!
Es decir, él pero del futuro, de varios años adelante en su vida.
Esta intrigante pieza de ciencia ficción es protagonizada por Joseph
Gordon-Levitt, quien interpreta a la versión más joven de Bruce
Willis, quien es el asesino del futuro.
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Cartel 'teaser' de 'Star Wars: The Last Jedi' |
Rian Johnson recibió
la encomienda de escribir y dirigir “The Last Jedi”, el siguiente
episodio a “The Force Awakens”, la cual por su parte contó con 3
guionistas, J.J. Abrams, Lawrence Kasdan (quien también trabajó en
los guiones de “The Empire Strikes Back” y “Return of the
Jedi”) y Michael Arndt. Pero sin duda el productor ejecutivo J.J.
Abrams puso la secuela en buenas manos, ya que de inmediato
percibimos en Johnson a alguien que está más que familiarizado con
el universo de Star Wars.
Tan así que “The
Last Jedi” incluye todos los elementos que los fans esperan de una
secuela de esta epopeya galáctica. Los mundos alienígenas
contrastantes, a partir del planeta cubierto mayormente por agua,
Ahch-To, con la isla donde vive como ermitaño Luke Skywalker;
pasando a Canto Bight, que es un planeta con una ciudad-casino, con todo y pista de carrera de animales, hasta
llegar a Crait, el planeta blanco que nos recuerda a Hoth, pero que
en lugar de nieve está cubierto de sal. Y desde luego que cada uno
de estos planetas tienen su dotación respectiva de pintorescos
alienígenas.
Y eso es sólo en
cuanto a aspecto visual se refiere. La historia es el punto más
fuerte de “The Last Jedi”. Este filme tiene un ritmo visual
similar al de “The Empire Strikes Back”: Empieza igual que
aquella tan venerada secuela, con una impresionante batalla entre
héroes y villanos, nada más que en este caso la pelea ocurre en el
espacio –en “The Empire” la batalla inicial ocurre en el
planeta helado de Hoth-, y la batalla ahora es entre la tiránica
Primera Orden contra la Resistencia que pretende liberar a la
galaxia.
De esa batalla espacial
nuestros héroes a duras penas logran salir ilesos, no sin antes
registrar dolorosas pérdidas. A partir de ahí, Rian Johnson fija el
tono de su filme: Será una aventura de acción donde siempre va a
ocurrir un evento -la mayor de las veces inesperado- que va a empujar
la historia inmediatamente hacia adelante.
Como vimos en el
final de “El Despertar de la Fuerza”, Rey está en el planeta
Ahch-To, en donde se encontró con Luke Skywalker (Mark Hamill),
quien vive como ermitaño y en auto-exilio; en cierto modo, Luke vive
de la misma manera que vivían tanto Obi-Wan Kenobi en Tatooine -el
planeta donde creció Luke-, y Yoda en Dagobah, quienes también
permanecían aislados de todo.
Ahora, visiblemente
viejo y un poco amargado, Luke permanece fuera de toda comunicación
con la Alianza Rebelde, y probablemente desconectado de La Fuerza
también. Desde luego que él tiene sus propias razones para vivir
tan apartado y recluido, razones mismas que conocemos conforme avanza
la historia de este filme, y de las cuales no quiero revelar muchos
detalles, solo decir que involucran al villano Kylo Ren (Adam
Driver), hijo de su hermana Leia Organa y de su amigo Han Solo, y
quien además recibió entrenamiento Jedi por parte de Luke.
Por su parte, Rey le
dice a Luke que ella siente el poder de la Fuerza y ya hasta tuvo la
oportunidad de usarla, pero quiere aprender a controlarla y es por
eso que ella le pide ayuda. A partir de esa premisa, en “The Last
Jedi”, Rey verdaderamente empieza a crecer como personaje; nos
adentramos más en su persona y conocemos más a fondo sus
motivaciones, muchas de las cuales tienen qué ver con un profundo
deseo por averiguar su pasado, quiénes fueron sus padres y porqué
prácticamente la abandonaron a su suerte en el planeta Jakku.
Y ese es otro de los
aciertos de Rian Johnson en esta secuela; su guión se toma el tiempo
para desarrollar a los personajes, hacerlos más de carne y hueso, y
no mostrarlos nada más como simples marionetas dirigidas a mantener
viva a la saga.
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Póster de 'The Last Jedi', que muestra al villano Kylo Ren |
No, ahora conocemos las
motivaciones de todos, empezando por Rey y siguiendo por Kylo Ren, de
quien vemos que su ira y su anhelo de convertirse en un líder
poderoso, obedece a sentimientos muy arraigados en su persona, que no
necesariamente tienen qué ver con unicamente ser una réplica de
Darth Vader. No, Ren está convencido de que su destino es gobernar a
la galaxia con mano de hierro, pero quiere hacer las cosas a su
manera, sin que nadie le dicte o le indique cómo llegar a esa meta.
En Poe Dameron (Oscar
Isaac) vemos a un luchador que mas que nada quiere mantener viva la
llama de la Alianza Rebelde, y hacer todo lo posible por ayudar a que
sus compañeros rebeldes sigan con vida para continuar con la lucha.
Poe busca por todos los medios conseguir ésto, aunque ello a veces
implique desobedecer órdenes y meterse en problemas con sus
superiores, incluyendo la lideresa de la Rebelión, la generala Leia
Organa (Carrie Fisher).
Desde luego que fue una
movida audaz de parte del estudio fílmico y los realizadores, entre
ellos el productor J.J. Abrams, el permitir que Rian Johnson tomara
por completo el timón de la historia y explorara más a profundidad
hacia el interior de estos personajes, ya que los desnudó y puso
también sus lados feos -lados mismos que como humanos todos
tenemos-, pero al hacer eso en una saga de filmes tan venerada como
lo es Star Wars, invariablemente se ven acciones que sin duda a
muchos fans no les van a gustar. Otros tantos nos las van a
comprender por completo, por dejarse llevar por sus propios
sentimientos de afecto y nostalgia. Mientras unos van a aplaudir y
admirar tales cambios en la historia, otros los van a cuestionar y
algunos más incluso los van a odiar.
Pero hay mucho por
dónde defender a “The Last Jedi” de la incomprensión de algunos
de los fans más acérrimos de la saga. Es preciso recordar que en su
momento el Episodio 5, “El Imperio Contraataca” (“The Empire
Strikes Back”, 1980), también levantó cierta controversia entre
los fans que quedaron tan maravillados con el tono jovial y
esperanzador del Episodio 4 titulado “Una Nueva Esperanza”. Dos
años después de que vimos esa primera entrega tan animada y
positiva de la serie, George Lucas y los guionistas Leigh Brackett y
Lawrence Kasdan nos entregaron una muy oscura y en instantes lúgubre
secuela.
Desde la impactante
revelación de que Darth Vader era el padre de Luke, a la infame
traición de Lando Calrissian, hasta el tono oscuro que imperó en
todo el filme y que culminó con la captura de Han Solo y su
subsecuente entrega al caza-recompensas Boba Fett. Recuerdo que
aunque hay una escena en la que Lando Calrissian le responde a Darth
Vader que Han Solo sigue vivo, después de que lo congelan en
carbonita -para dejar muy en claro que no lo habían matado; después
de todo lo que habíamos visto hasta ese punto de la cinta, justo en
eso es en lo que estábamos pensando-, los espectadores nos quedamos
en la vil incertidumbre, igual que Luke y Leia mientras contemplan la
galaxia a través de la ventana, en la última escena de “El
Imperio Contraataca”.
¿Qué va a ser de Han
Solo? ¿Qué va a pasar con Luke ahora que sabe que Darth Vader es su
padre? ¿Porqué le mintió Obi-Wan Kenobi al Luke al decirle que
Vader había “traicionado y matado” a su padre? Tales fueron
algunas de las preguntas que nos quedaron rondando en la cabeza, al
tiempo que rodaban los créditos finales del Episodio 5.
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Póster en español de 'Star Wars: Episode 5 - The Empire Strikes Back' |
Rian Johnson imprimió
ese mismo espíritu de “The Empire Strikes Back” ahora a “The
Last Jedi”. Su guión retoma, pero a la vez cambia, muchas cosas
que en “The Force Awakens” vimos y dimos por hecho que ayudarían
a armar el rompecabezas por completo. Vamos, ya teníamos una imagen
parcialmente construida en nuestras mentes del rumbo que habría de
tener la historia. “The Last Jedi” avienta por la ventana muchas
-sino es que todas- esas piezas del rompecabezas, y en su lugar nos
quedamos otra vez sin saber qué nos espera para la siguiente
entrega, el que será el Episodio 9.
Y eso es algo muy
bueno, porque Johnson rompe todo el esquema pero no por mero
capricho. Uno de los eventos que a mí en lo personal me dejaron
boquiabierto de “The Last Jedi”, en el contexto de todo lo que
ocurre previo, durante y después de ese particular evento, hace que
su resultado sea más que lógico, aunque bastante sorpresivo.
Y
muchas de las sorpresas en “The Last Jedi” transcurren de esa
manera. Algunos fans que odiaron a esta secuela se han dedicado a
desarmar y a tratar de mostrar, inútilmente, tales giros como
“huecos argumentales”. Pero son todo menos eso. Simplemente sus
mentes no lograron digerir lo ingenioso de esos eventos inesperados
del filme.
Otros espectadores que
no comprendieron y odiaron la película se han dedicado a ventilar en
medios sociales y otras plataformas del ciberespacio, su profunda
inconformidad por “The Last Jedi” y hasta han recurrido a una
“teoría de conspiración”, al señalar que la culpa de todo la
tiene el estudio Disney, al “hacer pedazos”, según ellos, la
saga de Star Wars, en aras de convertirla en un producto destinado
únicamente a vender toda clase de mercancías.
Pero todos ellos fallan
en perder de vista al punto importante; en no concentrarse de verdad
en lo que el artista, en este caso, el director Rian Johnson, está
tratando de decirnos con su obra cinematográfica.
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Cartel 'teaser' de 'Los Últimos Jedi', con la figura de Leia Organa (Carrie Fisher) |
El que la secuela de
Johnson haya roto con el boceto que mentalmente ya nos habíamos
trazado con el Episodio 7 es un acierto, porque tan solo con lo que
vimos en “El Despertar de la Fuerza”, con la rivalidad que de
inmediato se establece entre Rey y Kylo; con el malvado líder
supremo Snoke dirigiendo a la siniestra Primer Orden desde las
sombras y con el ex stormtropper Finn teniendo un cambio de corazón
y uniéndose a la rebelión, prácticamente la historia pintaba para
ser un reciclaje de lo que ya habíamos visto en los episodios 4, 5 y
6.
Vamos, hay quienes
consideran incluso que “The Force Awakens” es más un refrito que
una secuela: El androide BB-8 se esconde en el planeta Jakku de Rey y
se encuentra con ella, de la misma manera en que R2-D2 y C-3PO se
escondieron en Tatooine y conocieron a Luke en el Episodio 4 “Una
Nueva Esperanza”; la Rebelión lucha contra una poderosa arma
destructora de planetas en el Episodio 4, de la misma manera en que
la rebelión combate otra arma destructora de planeta – una que
simplemente “es más grande”, hasta dice sarcásticamente Han
Solo- ahora en “The Force Awakens”, entre otras similitudes.
En este sentido,
imaginábamos -hasta antes de “The Last Jedi”-, con mucha certeza
lo que habría de seguir en esta saga; que Luke entrenaría a Rey
como Jedi, de la misma forma que Yoda lo entrenó a él en “El
Imperio Contraataca” -esto sí ocurre en “The Last Jedi”, pero
con ciertas sorpresas, incluyendo un cameo que es un verdadero regalo
para fans-, que Kylo iba a tener una pelea épica con sables de luz
con Rey e invitarla a que se uniera con él al Lado Oscuro de la
Fuerza, como la famosa escena clímax de Darth Vader y Luke en el
Episodio 5, y que el Líder Supremo Snoke iba a ser el Emperador
Palpatine de esta nueva trilogía, con la misma arrogancia malvada.
Pero no se trata de
reciclar el pasado nada más para satisfacer a los nostálgicos fans,
aunque sean muchos. Se trata de mantener viva esta epopeya espacial
con personajes más sólidos y nuevas historias; historias que se
puedan sostener por sí solas sin estar todo el tiempo ancladas a la
vieja trilogía. Y ese fue precisamente el desafío que el director
Rian Johnson se fijó como reto a vencer ahora con “The Last Jedi”.
Como se le escucha
decir a Luke Skywalker en los avances de “The Last Jedi”: “Las
cosas no van a pasar de la forma que tú crees”; mucho de lo que
pensábamos iba a ocurrir en esta secuela sí ocurre finalmente, pero
no de la forma que nos esperábamos. Y a eso se le llama “ser
imprevisibe”, y cuando esta herramienta es utilizada de forma
correcta en una película, eso es lo que la hace digna de verse.
Sin duda hay muchos
paralelismos entre “The Empire Strikes Back” y “The Last Jedi”,
pero son los inesperados resultados precisamente de muchas de esas
acciones que ya dábamos por hecho, las que hacen a “The Last Jedi”
sobresalir de entre todas las películas de Star Wars.
Dos giros argumentales
en particular, verdaderamente imprevisibles en “The Last Jedi”,
cambian todo el panorama de la saga, y eso es justo lo que vuelve
mágico al cine, cuando su director y/o sus guionistas nos demuestran
que no todo es como nos lo imaginamos y que no nos queda otra que
quedar a merced de la narrativa visual, para con gusto esperar las
sorpresas que están por venir.
Calificación: * * * *
Reparto principal y
ficha técnica
Título: ‘Star Wars:
Episodio 8 - Los Últimos Jedi’ (‘Star Wars: Episode 8- The Last
Jedi’)
Dirección: Rian
Johnson
Guión: Rian Johnson
País: Estados Unidos
Año: 2017
Género: Aventuras /
Ciencia Ficción
Elenco: Daisy Ridley,
Mark Hamill, Adam Driver, Oscar Isaac, John Boyega, Kelly Marie Tran,
Andy Serkis, Laura Dern y Carrie Fisher
Clasificación: ‘B’,
para mayores de 12 años de edad
Duración: 2 horas con
32 minutos